La riqueza de la gestión cultural
/Por Javier J. Hernández Acosta (@javihernandez)
Hace más o menos una semana, en conversación con la directora ejecutiva de Inversión Cultural, Hazel Colón, decidimos coordinar unos almuerzos con el equipo de interns que colaboran con la organización. El objetivo principal consistía en conocernos y compartir algunas inquietudes de la organización y sus empleados. Naturalmente, el primer ejercicio fue de presentación. Cada uno de los participantes habló de su trasfondo académico, experiencia y planes futuros. Para mi sorpresa, la diversidad de trasfondos y áreas de conocimiento demuestra la riqueza del campo de la gestión cultural.
Entre los cuatro interns se entrelazaban disciplinas como las ciencias políticas, la literatura comparada, economía, mercadeo, antropología y administración, sin contar los intereses futuros en ingeniería, derecho, diplomacia, etc. Algunos de ellos tienen interés en adquirir una formación graduado en la gestión cultural. Esto me ha dejado reflexionando sobre la riqueza del campo de la gestión cultural. De hecho, tanto la directora ejecutiva como la gerente de proyectos de Inversión Cultural tienen una formación subgraduada en literatura comparada, un campo que muy poca gente relacionaría con el campo empresarial.
De lo que me he dado cuenta en los últimos años trabajando con el emprendimiento cultural y creativo es que cada vez necesitamos menos gente con un alto nivel de especialización y más recursos con un trasfondo amplio en las humanidades. Necesitamos personas con la sensibilidad de entender el entorno y ser capaces de proveer soluciones innovadoras. En muchas ocasiones, las profesiones en la administración de empresas están orientadas a proveer soluciones a través de mecanismos muy estructurados que no siempre están a nuestro alcance. Cuando pienso en la diversidad de trasfondos en las personas interesadas en el campo cultural y creativo me alegra pensar en que poco a poco vamos a seguir haciendo las cosas de otra manera.